Dia 2

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Nos levantamos como a las 8, en el Hostel estaba incluido el desayuno, que incluía dos facturas por persona, cafe o te. Pero tomamos mate rico, o no me acuerdo.
De ahí ordenamos lo que faltaba, y nos tomamos el micro a la terminal de omnibus. Llegamos re temprano y cuando preguntamos si podíamos cambiar los pasajes, no valía la pena así que decidimos esperar, y el Shosho aprovecho para llamar a la mami para contarle como iban las cosas.
De ahi nos fuimos a esperar a afuera que pasaba la via del tren y daba al nahuel Huapi, la shosha se puso a coser la mochila que tenia descosida.
Cuando llego el micro hizo 3 cuadras y paro a dejar una encomienda y tardo un montón.
En el viaje conocimos a un mejicano que iba al mismo lugar que nosotros cosa que nos enteramos cuando llegamos al lugar y mandamos al tipo como a medio kilómetro más adelante.


Llegamos, nos recibió Xenia,  nos contó mas o menos como funcionaban y nos llevo a que eligiéramos la parcela arriba muy arriba re arriba.
Ahí armamos la carpa y nos fuimos sacando la ropa a medida que el sol iba pasando por entre las ramas, porque si bien es el sur y hacia frió, el sol pegaba re fuerte y te cagabas de calor.
Cuando terminamos de armar la carpa, el shosho cocino una sopita knor con fideitos y nos fuimos a caminar por la zona.

Bajamos por la ruta, donde nos encontramos con la represa del arroyo Guillelmo, el lago Guillelmo, y doblamos a la derecha en un camino de tierra que el mapa decía que llevaba a un Guardaparques. Cuando llegamos a la garita del Guardaparque, los chicos que estaban ahi nos dieron unos mapas y nos explicaron algunos recorridos que podríamos hacer.
Volviendo, nos metimos entre unas plantas a un arroyito que habiamos visto en el camino de ida, era el agua que soltaba la represa, y formaba un arroyito que caía en picada por un desnivel que se formaba en las piedras.
Una vez en la ruta, decidimos hacer un recorrido corto que nos quedaba de paso, por un camino que, evidentemente, no estaba en condiciones. Entre subidas, bajadas, barro, equilibrio y unos palos para ayudarnos a recorrerlo, hicimos el camino que nos llevo a una laguna medio escondida entre las montañas, donde nos quedamos un rato a comer unas galletitas, disfrutando del silencio del ambiente.
Volvimos por el mismo camino empantanado, y antes de volver a la carpa, hicimos un par de compras en una despensa que había a unos 200 m
Nos bañamos, hicimos una polenta al tuco, calentita, rica, y a dormir que hacia un friiiiiooo.